EL MEJOR CONSTRUCTOR

Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. 36 La verdadera y la falsa felicidad Escribiendo estas cosas he caído en la cuenta de un bonito detalle. En el doloroso proceso de transformación personal que comenzó para mí después de Houston hubo un momento crítico en el que recibí, como llovida del cielo, una inspiración acerca de la naturaleza de mi mal que me abriría definitivamente la puerta de la curación. Aquel hito en mi vida aconteció en el otoño del 96, a los siete años de la muerte de mi padre. Sucedió yendo de camino a coger el bus que me llevaba al trabajo. Dios me hizo entrega de aquel maravilloso don justo cuando pasaba por delante de “El Pinar del Río”, un club de los años 70 en una buena zona, pero un club al fin y al cabo. Y lo que acabo de advertir ahora es que ni el momento ni el lugar escogido por Dios para “bañarme ” con aquella copiosa lluvia de bendiciones, fue casual. Respecto al momento, como ya he dicho, me encontraba en un gran...